martes, 20 de enero de 2009

POTRO SALVAJE

POTRO SALVAJE.
Un relato corto con xilografías de Javier Herraiz.

Un día en un pueblo de la sierra de Guadalajara, Emiliano, el cabeza de familia de los almuadoneros, salió al monte con su mula la chata como todos los días, pero aquel día no sería como todos los demás. Los almuadoneros son un grupo familiar que se afincó en este pueblo, tras pasar por él vendiendo almuadones con sus carros y mulas, les gustó el sitio y se quedaron. Pasaron de una vida nómada a sedentaria.
Emiliano subía por el cerro mogorrita, cuando la chata le arreó una coz en sus partes nobles que lo dejó doblado durante horas. Bonifacio, que por allí pasaba, al volver de cuidar el cultivo de sus peazos, le auxilió llevándole en su mula Juana a él y a la chata hasta el pueblo.

Todos los vecinos y vecinas pensaron que Emiliano ya no tendría más descendencia después de aquella terrible coz de la chata, pero no fue así, a los nueve meses nació EL POTRO, el protagonista de esta pequeña historia.

Ya desde niño demostró su poco interés por la escuela. Nunca creyó que le fuesen a enseñar algo importante, provechoso ó práctico, para aplicarlo de forma directa en su vida. En la escuela del pueblo serrano además no había quién se enterase, ya que en el aula había cinco niveles diferentes, debido a la falta de profesores y alumnos. Todos los días tenían que traer un leño para la estufa y si no la traían se helaban. Y por si fuera poco, el profesor les pegaba duro para que espabilaran. Hecho contraproducente que les invitó a no asistir a la escuela. Así es como el Potro nunca entendió, hasta más mayor, por qué cuando corría hacia la luna y subía la colina del ahorcado, la luna se posaba en el siguiente monte y nunca podía dar alcance al luminoso astro.

La influencia de la televisión en la vida del Potro Salvaje le planteó situaciones inverosímiles. Sólo había una televisión en todo el pueblo y es allí donde fueron espectadores de la incursión del Gran Hermano en nuestras vidas. La imaginación de unos niños tras ver una película tan ingenua como Mary Poppins, es imparable. Los que se llaman sus amigos, decidieron comprobar que se podía volar con un paraguas como la famosa canguro de Disney. Obligaron al Potro a subir al antiguo faro de la guerra civil situado en la colina de la horca, en frente del pueblo, con una altura de al menos 20 metros y le instaron a lanzarse al vacío con el paraguas del tío Facundo, el veterinario del pueblo. Sólo el diablo sabe como se libró de aquella mala idea.

Y en otra ocasión por culpa de la mítica película de terror de Franquenstein, la pandilla de amigos del Potro le prepararon una nueva desventura. Pensaron que la electricidad daba la vida a las personas muertas…y se preguntaron: ¿por qué no se puede arreglar una cabeza que no funciona bien?. –
-Una corriente de 250 voltios puede valer, se necesitan dos cables pelados que hay que unir en medio de un cerebro estropeado.
Una lobotomía en toda regla. De manera que le preparon una trampa de la que el Potro era una vez el principal protagonista. Nunca se supo si le aplicaron la descarga, nadie quiso hablar desde entonces de lo ocurrido. Una locura de niños, dicen otros.

(LIBRO DE XILOGRAFÍA)

2 comentarios:

FUEN_David Molina Pérez dijo...

Se sale, el dibujo del tio corriendo por la noche el que más me mola.

Javier Herraiz dijo...

Esa no está mal, yo la que prefiero es la del faro, me he subido de pequeño y me trae muy gratos recuerdos de mis veranos en villanueva. Era un tanto peligroso.